Fórmula 180.

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Ya se ha hablado anteriormente de la capacidad del organismo para emplear los recursos del cuerpo como energía para poder movernos. Sin embargo hay organismos que emplean estos recursos de un modo más eficiente que otros. Como casi todo en el deporte, conseguir un cuerpo tonificado y eficiente que consuma grasas para realizar los esfuerzos necesarios es posible, y vamos a explicar cómo.

Phil Maffetone, un entrenador deportivo de renombre, investigador, médico y autor en nutrición, es el hombre al que se atribuye la autoría de la “Fórmula 180”. Lo que se pretende conseguir con esta fórmula es aumentar nuestra eficiencia al usar las grasas cómo combustible, lo que nos permitiría correr mas rápido manteniendo niveles de frecuencia cardíaca mas bajos.

El procedimiento es el siguiente. Primero se obtiene el ritmo cardiaco máximo para realizar el ejercicio aeróbico mediante la fórmula de [180 – Edad]. Por ejemplo, si tienes 25 años, tu ritmo cardiaco máximo sería 155.

Tras obtener esta cifra se deben realizar una serie de ajustes dependiendo de las condiciones físicas de cada uno:

  • Si el deportista tiene algún tipo de enfermedad grave, se está recuperando o toma medicación diaria, deberá restar a la cifra anterior 10.
  • Si está lesionado, recuperándose, resfriado, sufre asma, ha sido inconsistente en el entrenamiento o está retomando la actividad, deberá restar 5.
  • Mantendría el número original de pulsaciones si ha entrenado de modo habitual durante un máximo de dos años sin ningún problema.
  • Si ha entrenado durante dos años sin problemas y se ha mejorado la marca, se podrán añadir 5.

Se recomienda que si no se está seguro de en qué situación se encuentra, se adapte el entrenamiento al grupo de los anteriores que suponga una frecuencia cardiaca menor, es decir, restar 10 al resultado obtenido originariamente. Además, esta técnica no está recomendada para menores de 16 años ni mayores de 65 por jugar con la frecuencia cardíaca, lo que en unos y otros no es nada recomendable.

Teniendo ya una cifra obtenida y ajustada, esa será la frecuencia cardíaca a la que deberemos correr durante la totalidad de nuestros entrenamientos si queremos que nuestro cuerpo se adapte a realizar el gasto de energía de un modo más eficiente.

El resultado puede tener como consecuencia que determinados deportistas que ya hayan empezado a entrenar tengan que bajar el ritmo para adaptarlo a la frecuencia cardíaca marcada por la fórmula, pero se aconseja paciencia porque con tiempo se podrá correr a un ritmo más alto manteniendo la frecuencia cardíaca constante, lo que significa un beneficio a la hora de ejercitarnos de un modo más eficiente, y es lo que en definitiva busca cualquier atleta a la hora de competir. Si corremos más rápido con menos pulsaciones quiere decir que en el caso de que se nos exija un último sprint para llegar a meta, nuestro corazón va a trabajar de un modo eficiente y nos costará menos recuperarnos de tal esfuerzo.

Como se puede ver la técnica tiene muchos beneficios y tiene la ventaja de ser una prueba fácil de realizar y sin necesitar más que un pulsómetro con cronómetro. Cualquiera que quiera puede probar a hacerlo. ¿Os animáis?

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Elia Pesquera

Me llamo Elia y soy licenciada en Periodismo. Actualmente estudio psicología por la UNED con la idea de aplicar mis conocimientos trabajar en el campo de la psicología deportiva.
Voy a aportar mi granito de arena para que la información en esta página sirva de ayuda a gente que quiera estar en forma y tener una vida sana.