El riesgo de lesión en el entrenamiento es algo muy real. Una mala técnica, no calentar lo suficiente o el sobreentrenamiento son factores que propician una lesión muscular. No obstante, nuestro cuerpo no está tan inseguro como pueda parecer, y cuenta con mecanismos protectores para evitar en la medida de lo posible
El músculo cuenta con dos mecanismos neurales o reflejos para protegerse del daño agudo; uno lo protege contra la distensión excesiva (sobredistensión) y el otro lo preserva del desgarro de su tendón.
- Los husos musculares, conjuntos de fibras musculares especializadas envueltas con los nervios sensitivos. Están localizados entre el resto de fibras musculares y al estar adheridos a esas fibras pueden detectar cuándo el músculo se está estirando con rapidez y emitir una señal. La señal que emiten se envía directamente a la médula espinal, donde puede activar una señal en las neuronas motoras del músculo, las que entonces causan su acortamiento reflejo. De esta manera el huso muscular controla el alargamiento del músculo y ayuda a evitar que éste sufra sobredistensión. Sin embargo, este mecanismo sólo protege durante los estiramientos rápidos; si el músculo se estira con lentitud, los husos musculares no serán estimulados para que envíen una señal a la médula espinal.
- Los órganos tendinosos de Golgi no se localizan en el músculo propiamente dicho pero igualmente cumplen una función importante para protegerlo del desgarro de su tendón. Como sugiere su nombre, se localiza realmente en el tendón, cerca de la intersección de éste con las fibras musculares. El órgano tendinoso de Golgi actúa como un medidor de tensión. Cuando es estimulado por la tensión alta en el tendón envía una señal a la médula espinal para inhibir la contracción de los músculos a los que el tendón se adhiere (agonistas) y para excitar el músculo del lado opuesto de la articulación (antagonista). Los expertos han especulado sobre la posibilidad de que este reflejo disminuya con el entrenamiento y su inhibición desempeña un papel en el aumento de la fuerza observado con el entrenamiento de resistencia.
Bibliografía:
- Brown, L. E. (2008). Entrenamiento de la fuerza. Ed. Médica Panamericana.