En el anterior artículo te explicábamos los efectos negativos del alcohol sobre diversos órganos digestivos. A continuación te mostraremos cómo afecta el consumo de alcohol al metabolismo de los nutrientes.
CONSECUENCIAS DEL CONSUMO DE ALCOHOL SOBRE EL METABOLISMO
El alcohol etílico se metaboliza casi exclusivamente en el hígado. Las calorías del alcohol pueden cuantificarse de manera general en 7 kcal/gr de alcohol. Las bebidas alcohólicas expresan su concentración en alcohol en forma de grados.
Por ejemplo, un vino de 12 grados significa que 100 cc contienen 12 cc de alcohol. Así podemos sacar las Kcal que tiene el vino de la siguiente forma:
12x 0,8= 9,6 gramos del alcohol.
Esta cantidad la multiplicamos por 7 y obtenemos las calorías existentes en 100cc de vino (1 litro). Estas calorías son 67,2 Kcal/ litro de vino.
En el caso de la cerveza, una lata de 330 cc con un 5% de alcohol contendrá 16,5 cc de alcohol, esto es 13,2 gramos.
Multiplicando esta cantidad por 7 (Kcal por gramo del alcohol) obtenemos las calorías que tiene una lata de cerveza. 13,2x 7= 92,4 Kcal/ 33 cl de cerveza.
El valor energético aumenta si la bebida alcohólica contiene glúcidos simples, como ocurre con la cerveza y el vino.
El consumo habitual de bebidas alcoholicas, puede contribuir a la aparición de la obesidad.
El alcohol etílico en dosis bajas se metaboliza en el estómago. El resto, se absorbe en los primeros segmentos intestinales. Una vez en el hígado, se convierte en acetaltehído, que es el responsable de las alteraciones inmediatas que se producen con la ingesta de alcohol. Estas alteraciones son: vasodilatación facial y náuseas.
Es correcto considerar las bebidas alcohólicas como ejemplo de alimento superfluo que sólo proporciona calorías vacías.
EFECTOS SOBRE LAS PROTEÍNAS
En algunas cirrosis alcohólicas, existe una intolerancia a la ingestión de proteínas. El alcoholismo aumenta la degradación proteica y dificulta la absorción de aminoácidos. Un aporte proteico adecuado e incluso elevado no evitaría este problema.
El ácido úrico, catabolito de las proteínas, puede hallarse elevado en los bebedores habituales, pudiendo ocasionar ataques de gota.
EFECTOS SOBRE GLÚCIDOS Y LÍPIDOS
El alcoholismo puede alterar los mecanismos de homeostasis de la glucemia, provocando tanto hipoglucemias como una tolerancia anormal a la glucosa. No parece que el alcoholismo tenga efecto sobre la digestión y absorción de los carbohidratos pero sí sobre los depósitos de glucógeno hepático.
Es frecuente la asociación de obesidad en bebedores habituales.
EFECTOS SOBRE LAS VITAMINAS Y MINERALES
La tiamina o vitamina B1 se absorbe peor y se consume en mayor cantidad en los alcohólicos y pueden hallarse signos de deficiencia en forma de polineuritis de las extremidades inferiores. Ésta última consiste en la afectación de los nervios periféricos que provoca déficits motores y sensitivos en las extremidades inferiores.
La absorción y el metabolismo de la vitamina A están igualmente alterados ocasionando “ceguera nocturna” y dificultad para la recuperación tras exponerse a luz intensa.
MALNUTRICIÓN EN EL ALCOHOLISMO
Hay muchas causas que pueden producir malnutrición en el bebedor habitual. Las formas de malnutrición que pueden darse son: anorexia, mal absorción y trastornos metabólicos. La patología provocada por el alcohol en el tubo digestivo, en el hígado y en el páncreas se suma o se confunde en ocasiones con la malnutrición alcohólica.
Las bebidas alcohólicas, por el valor energético del alcohol etílico, pueden favorecer el sobrepeso, aunque muchas de estas personas presentan un peso inferior al normal, debido a una escasa alimentación. La ya mencionada anorexia afecta con frecuencia a los bebedores. La malnutrición puede llegar a producirse incluso con una alimentación adecuada, pues pueden darse defectos en la absorción y metabolismo de las proteínas debidos al daño hepático.
La mal absorción intestinal se debe a varios factores:
- Alteraciones de la mucosa gástrica.
- Alteraciones morfológicas de la mucosa intestinal.
- Cambios en la composición de la bilis.
- Alteración de la función pancreática.
- Actividad intestinal alterada.
- Alteración de los procesos selectivos de absorción de ciertos nutrientes (vitamina B12 y lactosa).
- Pérdida de lípidos y vitaminas liposolubles a través de las heces. Esto está gravado por la aparición de episodios diarreicos que dificultan todavía más la absorción.
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Bibliografía
Cervera, J. Clapés, R. Rigolfas. Alimentación y dietoterapia. Cuarta Edición. 2004 McGraw – Hill – Interamericana. ISBN: 978-84-486-0238-3.