Dentro de la vida de todo deportista (en este caso, deportista de gimnasio) ha habido temporadas de gran rendimiento y satisfacción personal, otras con peores resultados y una motivación pésima… De hecho, es muy probable que ésto ya lo hayas experimentado tú mismo: llevabas una etapa de entrenamientos y progresos estupenda, y sin motivo alguno te has quedado sin ganas, sin motivación y estancado en un mismo peso o no consigues aumentar las repeticiones como te gustaría. En definitiva, te esfuerzas y te esfuerzas, pero no consigues los resultados deseados. ¿Qué debemos hacer en un momento como este?
Aunque hagamos perfectamente los ejercicios (nuestro entrenamiento sea adecuado, con buena técnica y con una intensidad de trabajo elevada), llevemos una dieta perfecta y descansemos lo necesario, nuestro cuerpo no siempre rendirá al 100%. Esto de «todo el mundo tiene un mal día» puede pasarnos perfectamente a nosotros: te has levantado temprano para estudiar y has estado sometido a situaciones de estrés durante todo el día (un examen, una discusión, un problema con un amigo…), ahora llega tu momento de entrenar, tu momento preferido del día… y no cumples tus expectativas para la sesión ni de lejos. O simplemente no te va bien en el entrenamiento, no estás centrado, no te puedes concentrar y no sabes por qué. O aún peor, te sientes motivado, y tus músculos no rinden como esperabas, como si no tuvieras fuerza. Alguna enfermedad (los resfriados y catarros en invierno, por ejemplo) puede hacer fácilmente que no te encuentres en perfectas condiciones para entrenar. Todo esto es perfectamente normal, no te debes preocupar lo más mínimo (excepto en un caso que luego explicaré).
El único caso que debe hacerte saltar la alarma, haciendo referencia al párrafo anterior, es cuando puedes estar en un período de sobreentrenamiento muscular. Si no estás descansando lo adecuado, estás sometido a situaciones de estrés constantemente, y tus entrenamientos son de un elevado nivel físico (entrenas dos veces al día, por ejemplo), puede que este «frenazo» en tu progreso muscular se deba a que estás sobreentrenado (o estás empezando a estarlo). Los síntomas del sobreentrenamiento son la fatiga muscular (cansancio, dolor, somnolencia a todas horas…), pérdida de peso en masa muscular, desmotivación, irritabilidad, pérdida del apetito, etc. Si sufres algunos de éstos síntomas es muy recomendable que te plantees si deberías cambiar algo en tu entrenamiento (descansar más, exigirte menos…), o descansar totalmente (dejar el deporte) durante una temporada (dormir bien y dejar a tu cuerpo que se recupere).
Tal vez tu problema está en la dieta. De nada nos va a servir pasar horas y horas en el gimnasio si luego le proporcionas a tu cuerpo «chatarra». Fritos, bollería, comida rápida, chucherías, en definitiva, comida no saludable, son un obstáculo en tu progreso muscular. Para crecer y recuperarse, tus músculos necesitan nutrientes de calidad (proteínas, hidratos de carbono y grasas saludables). Plantéate si tu dieta es adecuada, y qué podrías modificar para que aún fuera mejor.
El descanso muscular es imprescindible para el crecimiento de tu masa magra. Si todos los días entrenas pecho, ten claro que vas a sobreentrenar el músculo pectoral, y que su crecimiento no va a ser el que te esperas después de tanto sacrificio. También debes dejar recuperarse a todo el cuerpo, con horas de sueño de calidad (nada de acostarse a las 3 de la mañana viendo una película, para que la recuperación sea adecuada debes dormir profundamente), porque si no te expones al temido sobreentrenamiento, mencionado anteriormente.
Si has perdido la motivación, pero físicamente te encuentras en perfectas condiciones, debes pensar a lo grande (analizando grandes períodos de tiempo). ¿Cuál era tu objetivo inicial? ¿Dónde estás ahora? Tal vez no te hayas dado cuenta aún, pero si llevas ya tiempo entrenando has hecho gran parte del camino, y ahora solo tienes que seguir esforzándote, el gran paso de empezar a entrenar ya lo hiciste en su momento. Piensa en lo que ganarás, y lo que dejarás de ganar si te rindes ahora.
Si tus progresos se han estancado, y sabes a ciencia cierta (todo lo seguro que puedes estar en este deporte, que es bien poco) que no estás sobreentrenado, tal vez sea solo cuestión de modificar tu sistema de entrenamiento. Esfúerzate más (si puedes carga más peso, intenta crear una necesidad muscular para que tu cuerpo construya más masa muscular, si este es tu objetivo), utiliza sistemas como Tabata o HIIT (te ayudarán a progresar y superar el estancamiento, así como a quemar una buena cantidad de calorías; infórmate en otros artículos de nuestra web), modifica el orden de los ejercicios que realizas (si siempre haces los mismos y en el mismo orden tu cuerpo se «acostumbra», y no progresa al máximo).
Para motivarte existen montones de formas: ver una película deportiva (en mi opinión, cualquiera de Rocky es perfecta), entrenar con tu música favorita (estilos como el dance o el rock son ideales para tus sesiones), buscar a un compañero con las mismas ganas y pasión que tú. Puedes informarte y buscar nuevos ejercicios para tu rutina (dentro de Rincón del Músculo hay artículos que pueden ayudarte). Hagas lo que hagas, nunca tires la toalla.
Y a propósito que he mencionado las películas del boxeador Rocky Balboa, para finalizar este artículo cito una frase que me ha motivado siempre muchísimo, y no solo en el deporte: «But it ain’t about how hard you hit. It’s about how hard you can get hit and keep moving foward. How much you can take, and keep moving foward. That’s how winning is done!» («No se trata de lo duro que puedes golpear. Se trata de lo fuerte que te pueden golpear, y seguir adelante. Lo que puedes soportar, y seguir adelante. ¡Así es como se consigue el éxito!»)