Seguramente si preguntamos a la mayoría de gente que conocemos que practica deporte de manera habitual, nos dirán que su forma física no es la que quieren tener y sobre todo que no ven su cuerpo como les gustaría que estuviera. Es cierto que la gran mayoría de nosotros nunca nos vemos como queremos. Por ello en este post vamos a hacer hincapié en la percepción de nuestro cuerpo cuando hacemos deporte.
Las metas van variando dependiendo de cada persona y es que el ser humano cada vez quiere más y nunca está satisfecho con lo que tiene. Esto es lo que suele suceder con aquellos que practicamos deporte. A pesar de que querer mejorar es algo bueno, es importante que seamos conscientes de que siempre debemos saber cuál es el límite, y por ello vamos a mencionar algunos de los peligros de querer seguir avanzando en los entrenamientos.
Ante todo es importante que seamos realistas con los objetivos que somos capaces de conseguir. Buscar metas irreales que no se ajustan a nuestras cualidades físicas es el principio de todos los males que vendrán de una mala percepción de nuestro cuerpo. Esto nos hará caer en errores que pueden pasarnos factura con el tiempo.
EL RIESGO DE FORZAR EL CUERPO AL MÁXIMO
Esta falsa percepción lo que hace es llevar nuestro cuerpo al máximo corriendo el riesgo de lesionarnos de forma sencilla. A ello hay que sumar el desgaste corporal que conlleva y que a la larga puede degenerar en trastornos crónicos. En muchos casos a lo que se recurre es a otra serie de acciones como el uso de sustancias prohibidas que acelerarán la consecución de resultados pero que pondrán en peligro nuestra salud.
Ni que decir tiene que esta búsqueda de la imagen ideal que según nuestra percepción no tenemos, puede acabar por acarrearnos problemas personales, ya que las ansias por conseguir lo que buscamos nos harán dejar todo en un segundo plano, descuidando amistades y terreno personal.
Es fundamental que no nos obsesionemos con la consecución de unas metas falsas. Saber cuáles son nuestras posibilidades y conocernos al máximo es esencial si lo que queremos es no frustrarnos y recurrir a métodos poco saludables. En el deporte es bueno su práctica, pero llevarlo al extremo es igual de malo a la larga para el organismo que no practicarlo.
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