A la velocidad que avanza la tecnología hoy en día, los teléfonos inteligentes (o smartphones) han pasado a ser un elemento casi imprescindible en nuestras vidas. De hecho, parece que si no tienes Whatsapp, no formas parte de la sociedad. Estás desconectado.
En el ámbito del deporte, esta «invasión» tecnológica no ha pasado desapercibida: se han creado montones de aplicaciones compatibles con Android y iPhone, tales como cronómetros y temporizadores, diarios de entrenamiento, entrenadores digitales (apps con imágenes y consejos), etc. Todos estos avances han resultado realmente positivos, ya que han mejorado la calidad de entrenamiento. Pero este avance aparentemente positivo presenta un inconveniente: muchos deportistas utilizan su teléfono en el gimnasio, mientras entrenan, a todas horas.
Seguro que ya sabes de lo que te estoy hablando. Personas que aprovechan los tiempos de recuperación para coger el teléfono y comprobar su correo, mandar mensajes, hacerse fotos… Mientras ocupan la máquina que tú necesitas. Retrasan tu entrenamiento. Hablando desde mi experiencia personal, he llegado a ver a gente que, con el gimnasio lleno, ha ocupado parte del espejo para hacerse fotos, levantando su camiseta.
Yo presento una idea: ¿No sería mejor olvidarnos de este pequeño aparato dentro del gimnasio, y centrarnos en un 100% en nuestro entrenamiento? Si nos consideramos deportistas, ¿por qué no dedicamos toda nuestra atención al entrenamiento dentro del gimnasio?
Yo mismo he enviado whatsapps mientras entrenaba, pero cuando me planteé si era positivo para mi progreso y para mi entrenamiento, para mis compañeros y usuarios de la sala, inmediatamente cambié esta costumbre. Ahora, cuando entro al gimnasio el móvil a la mochila. Ahora me concentro mejor, estoy más atento por si hay que ayudar a alguien, en definitiva, la calidad de entrenamiento aumenta.
Mi consejo es que si tienes que utilizar el móvil por emergencia (llamadas o whatsapps urgentes, por ejemplo), sal de la sala de musculación y no molestes a los otros usuarios, es una cuestión de respeto mutuo.
Eso si, utiliza el smartphone para controlar tus tiempos de recuperación (en el defecto de un reloj en el gimnasio). Esto es darle un buen uso a la tecnología.
