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Motivación y Capacidad.

Vamos a practicar un poco de psicología y a dar una serie de pautas que se podrían aplicar a la vida y por supuesto al deporte.

El psicólogo austriaco Fritz Heider se interesó por las fuerzas que llevaban a las personas  a realizar determinadas conductas y las explicaciones de las causas que éstas tenían.

Heider formuló una teoría de atribución en la que decía que la producción de una acción tiene que tener dos clases de fuerzas: personales y ambientales.

Para explicar su teoría empleó el ejemplo de una persona atravesando un lago en una barca de remos en un día ventoso. El resultado al que quiere llegar, la otra orilla, puede ser visto como el resultado de unir los factores personales de cada uno con los ambientales. Los factores personales que vamos a emplear para lograrlo son la habilidad, el esfuerzo y la fatiga. Los ambientales serían el viento o las corrientes. Lograr el objetivo dependería de la combinación de ambas.

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Las fuerzas ambientales más destacables serían:

  • La dificultad: que tendría un nivel determinado siempre estable. Por ejemplo es el peso que queremos levantar. Si lo máximo que hemos levantado son 20 kilos, levantar 25 kilos tendrá una dificultad alta. Sin embargo, levantar 10 kilos tendrá una dificultad baja.
  • La suerte: a veces influye también por lo que consideramos que es inestable. Es más aplicable a deportes de equipo, en los que hay veces que aunque un equipo haya rematado más veces que el otro, puede acabar perdiendo si todas las ocasiones terminan en el palo y los contrarios marcan en una sola jugada afortunada.

Las fuerzas personales que tenemos cada uno para realizar acciones son:

  • La motivación: que incluye la intención y el esfuerzo. Está claro que la intención de hacer algo es importante porque es la fuerza inicial que impulsa a que nos movamos para ello. El esfuerzo es lo que en definitiva va a hacer que consigamos  lo que nos proponemos. Si no nos esforzamos suficiente es raro que consigamos lo que queremos.
  • La capacidad: que se refiere a la habilidad para realizar la acción. Puede ser algo que tenemos o algo que hemos entrenado.

Es muy importante que para cualquier cosa tengamos algo de ambas, ya que por sí solas no son capaces de superar las dificultades de realizar la acción. Si tenemos mucha capacidad pero ninguna motivación no nos sirve de nada porque la motivación es la que va a impulsar que queramos hacer algo. Puedes tener la capacidad de levantar pesas, pero si no tienes motivación para ello, no vas a levantar pesas o lo harás tan pocas veces que no te servirá para nada.

Por otro lado, si tienes mucha motivación pero ninguna capacidad te chocarás constantemente y no conseguirás nada. Por mucho que una persona tenga mucha motivación para correr un maratón, si no ha entrenado su cuerpo no tendrá la capacidad de terminarlo, aunque se sitúe en línea de salida con muchisimas ganas lo más probable es que acabe abandonando o en una ambulancia.

Lo ideal es la combinación de ambas para dotar a nuestros entrenamientos de una calidad superior.

Aunque a veces la capacidad de uno es algo insalvable, todo se puede entrenar, los límites se pueden superar y las metas se pueden alcanzar con esfuerzo y sacrificio. Todo lo que hacemos pasa antes por nuestra mente y si nuestra mente piensa que es capaz de hacerlo, con entrenamiento todo llega.

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Por Elia Pesquera

Me llamo Elia y soy licenciada en Periodismo. Actualmente estudio psicología por la UNED con la idea de aplicar mis conocimientos trabajar en el campo de la psicología deportiva.
Voy a aportar mi granito de arena para que la información en esta página sirva de ayuda a gente que quiera estar en forma y tener una vida sana.

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