La insulina es una hormona del aparato digestivo que tiene la misión de facilitar que la glucosa que circula en la sangre penetre en las células y sea aprovechada como energía.
La insulina se produce en el páncreas, concretamente en las células beta pancreáticas.
El páncreas es una glándula situada detrás del estomago, al mismo nivel que el hígado, pero en la parte izquierda de la cintura. Cuando se empieza a comer alimentos que contienen hidratos de carbono, se activan unos sensores y el páncreas empieza a producir insulina que libera directamente a la sangre.
Para que la insulina sea efectiva deben cumplirse dos condiciones:
- Que el páncreas segregue insulina en cantidad suficiente
- Que las células la identifiquen y permitan su acción.
El páncreas, entre otras sustancias, segrega la insulina y también el glucagón. El glucagón es otra hormona que tiene el efecto exactamente contrario al de la insulina. Es hiperglucemiante (hace subir los niveles de glucosa en la sangre).
Si queremos coger masa muscular sin grasa debemos controlar esta hormona.
La insulina es una hormona «Anabólica» por excelencia: permite disponer a las células del aporte necesario de glucosa para los procesos de síntesis con gasto de energía. De esta manera, mediante glucólisis y respiración celular se obtendrá la energía necesaria en forma de ATP. Su función es la de favorecer la incorporación de glucosa de la sangre hacia las células.
La Insulina, a veces será nuestra amiga, pero otras enemiga. Quizás sea más anabólica incluso que la hormona de crecimiento, el problema, es que es anabólica tanto para ganar músculo como para ganar grasa. Simplemente, se ocupará de temas relacionados con la glucosa, su secreción y almacenaje.
La insulina es la que transporta todos los nutrientes a las células musculares,
este almacenaje de glucógeno mejorará nuestro rendimiento y recuperación.
Pero a la vez es capaz de evitar la activación de enzimas que degradan triglicéridos almacenados en ácidos grasos libres, que pudieran ser utilizados
y así, perder la grasa.
Los procesos que se dan para que nosotros reduzcamos nuestro tejido graso, sólo se dan en ausencia de la insulina, así que cuando esta hormona está presente, esta serie de procesos no ocurrirán.
La insulina se libera cuando los niveles de glucosa sanguínea se elevan después de una ingesta de carbohidratos. La hormona transporta glucosa al interior de las células, donde se utiliza para producir energía o almacenarla como glucógeno.
Los azúcares simples, con un índice glucémico alto, son absorbidos rápidamente por torrente circulatorio, causando una liberación rápida de insulina. Esta sobreproducción hormonal hace que algunos carbohidratos se depositen como grasa en lugar de almacenarse como glucógeno.
La relación insulina/glucagón en el organismo determina si ganarás o perderás peso. Se puede controlar esta relación ajustando las proporciones relativas de proteínas y carbohidratos en la dieta.
El glucagón produce el efecto opuesto a la insulina. Se libera cuando la glucosa sanguínea está baja, generalmente varias horas después de una comida.
En respuesta a los bajos niveles de glucosa en sangre, el glucagón convierte el glucógeno almacenado en glucosa. Debido a que el organismo se encuentra bajo en carbohidratos, esta hormona también le indica que comience a quemar grasa para producir energía.
– Cuando los niveles de glucosa son altos, la insulina se encargará de almacenar este exceso en el glucógeno muscular o hepático.
– Cuando estos niveles son bajos, lo que conseguimos es que el organismo obtenga la energía necesaria de los depósitos grasos.
Como mantener estables los niveles de insulina
Consumir carbohidratos de calidad y bajo índice glucémico.
No todos los hidratos de carbono promueven el equilibrio de la insulina.
Es preferible consumir los que no son refinados, los fibrosos y almidonados,
es decir: Patatas, arroz, pasta, pan integral, avena y verduras.
Evitar: los azúcares, los dulces, el pan blanco etc.
Los carbohidratos de alto índice glucémico como las frutas, azúcar, miel, solo están permitidos por la mañana, antes y durante el entreno y la parte más
importante, durante la ventana de la oportunidad nada más terminar nuestra
sesión de entreno.
Tomar pocos carbohidratos a últimas horas del día y ninguno antes de irse
a dormir.
Grasas saludables
El aceite de oliva, las nueces, las almendras y por supuesto el aceite de pescado son el tipo de grasas que le ayudará a aumentar su sensibilidad a la insulina y formar músculo magro.
La perdida de grasa
Si tienes un alto porcentaje de grasa corporal, te encontrarás con algunas dificultades para convertirte en sensible a la insulina, al menos al principio. Sin embargo, a medida que avanza la pérdida de grasa, tu metabolismo mejorará día a día y se optimizarán los niveles de insulina.