Un factor que no debemos olvidar en nuestra rutina de todos los días es la hidratación antes durante y después de entrenar.
Mantenerse hidratado es muy importante, ya que nuestro cuerpo y células de los músculos están compuestos hasta en un 70% de agua, siendo que durante nuestro entrenamiento llegamos a perder un gran porcentaje de líquido que si no es repuesto pronto nos puede deshidratar.
Estudios recientes demuestran que beber agua durante el entrenamiento cada 10 0 15 minutos aumenta nuestro desempeño hasta un 40% . Y entrenar estando deshidratado afecta en un gran porcentaje al crecimiento de los músculos. La cantidad adecuada a beber antes de entrenar no debe pasar de 1/2 litro de agua, para evitar molestias al realizar ciertos ejercicios y durante el entrenamiento, dependiendo del tiempo y la intensidad del mismo, puede variar de 1 a 2 litros si las actividades son al aire libre. Después de entrenar debes seguir hidratándote con la finalidad de reponer el líquido perdido y además estarás ayudando a la recuperación celular de tus músculos.
Una idea errónea es creer que mientras más sudes estarás perdiendo grasa, esto es totalmente FALSO, sudas porque tu cuerpo esta trabajando para enfriarte y el sudor es el mecanismo de «refrigeración» del cuerpo. Por eso mucha gente cree que entre más sude más baja de peso, puedes bajar de peso, pero sólo es líquido perdido que recuperarás al volverte a hidratar.
Otra desventaja de no estar bien hidratado es que la sed se puede confundir con hambre y esto provocará que comas de más o no cumplas con tu régimen de alimentación, beber agua te ayuda a sentirte satisfecho por más tiempo además calma la ansiedad por comer.
Lo más recomendable es que evites las bebidas isotónicas, azucaradas, gaseosas o de zumos de frutas, ya que estas no proporcionan una hidratación adecuada, ya sea porque contienen sodio o azúcares en exceso, las bebidas isotónicas son recomendables para deportistas aeróbicos como los corredores. Lo ideal siempre será BEBER AGUA.
