Deporte vs Alcohol. ¿Quién gana el combate?

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Socialmente, el consumo de bebidas alcohólicas está cada día más aceptado. Desde las cervezas a los típicos “cubatas”, este tipo de refresco se consume tanto en ocasiones habituales (la cerveza de después de trabajar, por ejemplo) como en fiestas y celebraciones (bautizos, comuniones, fiestas locales, bodas…). Es frecuente ver a jóvenes, cada vez a edades más tempranas, en los bares y discotecas consumiendo.

Pero si somos deportistas, centrándonos en el mundo del gimnasio y la musculación, ¿el consumo de alcohol tendrá mayor efecto en nuestro cuerpo (y en nuestras vidas) que en una persona que no practica ninguna clase de deporte?

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Todos conocemos cuáles son los efectos del consumo de alcohol, desde las primeras copas (pérdida de la vergüenza, mayor soltura, risas) a las “últimas” (mareo, descordinación, pérdida del conocimiento, vómitos). En esto coincidimos tanto los deportistas como los no deportistas: sus efectos son similares.

El alcohol destruye órganos vitales, como el hígado, y su consumo reiterado puede desembocar en la aparición de cirrosis, depresiones, hepatitis, problemas familiares y laborales, etc.

 

Ahora bien, una persona deportista (en este caso, que esté dentro de un programa de musculación, en especial en definición muscular) se verá más afectada por el consumo de bebidas alcohólicas en diferentes aspectos:

  • Un buen deportista controla su dieta, las calorías que consume, y intenta nutrirse al máximo con alimentos de gran valor nutricional, para aportar a sus músculos energía de calidad y que puedan desarrollarse correctamente. Debes saber que el clásico “cubata” aporta, aproximadamente, 300 kcal por unidad (calculado sobre un Gin Tonic). Con 4 cubatas, tienes 1200 kcal, luego es posible que superes con creces las que debías consumir. Rompes tu dieta en un 100%.
  • Debes tener en cuenta que el alcohol proporciona 7 kcal por gramo consumido, y éstas son lo que llamamos “calorías vacías” (calorías que no son válidas para proporcionar energía a los músculos, y acabarán por convertirse en grasa. Consumes una bebida con un 0% de valor nutricional, que acaba haciendo que aumentes de peso.
  • Si bebes más de la cuenta, al día siguiente aparecerá la clásica resaca, que no te va a dejar entrenar en condiciones, por muchas Aspirinas e Ibuprofenos que te tomes. Nunca estarás como si hubieras descansado bien y no bebido. Pierdes rendimiento deportivo.
  • Puede que con el tiempo prefieras beber y no entrenar, porque eres joven, tus amigos lo hacen, ya tendrás tiempo de entrenar. La presión de grupo acaba por poder contigo, y dejas el deporte para ir de fiesta todos los fines de semana. Abandonas tu deporte.

 

Una persona no deportista se ve afectada por la resaca, por los daños corporales, pero un sábado o domingo por la mañana no tiene que entrenar, no tiene que darlo todo en el gimnasio, luego puede dormir hasta las 2 de la tarde sin ningún problema. Tú eres un deportista, estoy seguro de que quieres estar siempre al 100% en tus entrenamientos.

 

Evidentemente, los extremos nunca son buenos, es decir, no es necesario que pases toda tu vida sin tomar una sola copa, y mucho menos que sea para ti una obligación (No bebo porque no puedo, aunque me apetece…). No le eches la culpa al gimnasio, no bebes porque no quieres, no porque no puedas.

No te tortures, si decides beber debes cargar con las consecuencias, no tiene más.

 

De todas formas, te recomiendo que si decides consumir (tampoco sería extraño encontrar deportistas que no consumen alcohol, luego no serías el único abstemio) lo hagas con moderación y evaluando antes de consumir lo que ganas, y lo que pierdes.

No te dejes influenciar por la presión de grupo, por el “nunca pasa nada”, por querer ser como todos. Debes obedecer siempre a tus principios, a lo que realmente tú quieres hacer, a lo que quieres ser.

 

eres diferente, demuestra lo que vales y que tu personalidad puede más que toda la sociedad.

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Javi Mira