La mostaza puede convertirse en una aliada para aquellas personas que quieran perder peso o mantenerlo, pero no quieran renunciar a tomar platos con algún aderezo que añada sabor, aroma y color a los mismos.
Además de su bajo contenido calórico, la mostaza contiene isotiocianatos, una sustancia que dilata los vasos sanguíneos y aumenta los niveles de efedrina, hormona responsable (entre otras cosas) de la combustión de grasas y/o aumentar el metabolismo en los tejidos (en especial los grasos).
Este efecto “quema grasa” puede ser beneficioso para los que quieran adelgazar. Como ejemplo: si añadís diez gramos de mostaza a cualquier comida, unas horas más tarde, el consumo de grasa puede aumentar un diez por ciento. (Estas cantidades son estimadas y para que entiendas más menos las proporciones).
Pero, ¡ojo!, cuando hablo de mostaza, me estoy refiriendo a la mostaza natural. Se puede comprar en grano, en polvo, en aceite o preparada. Es aconsejable comprarla y/o prepararla a medida que se va empleando ya que pierde propiedades con el paso del tiempo.